Está bien, no los compré yo porque no tengo $3,500 dólares tirados por ahí (¿quién los tiene?), pero sí los probé durante una semana completa. Y después de vivir con los Apple Vision Pro pegados a mi cara, llegué a una conclusión aterradora: este es el futuro que nos espera, y no sé si estoy listo para eso.
La primera vez que te los pones
Cuando te pones los Vision Pro por primera vez, la experiencia es, sin exagerar, mágica. Es como si alguien hubiera hackeado tu realidad y agregado capas digitales por todos lados. Puedes abrir ventanas flotantes en tu sala, ver películas en una pantalla del tamaño de una pared, hacer FaceTime con avatares digitales que se mueven con tus expresiones reales. Es el sueño de cualquier nerd hecho realidad.
Pero aquí está el detalle: después de esa primera hora de asombro, empiezas a notar las grietas. Y no hablo de fallas técnicas (que también las hay), sino de algo más profundo y perturbador: estos lentes te desconectan del mundo real de una forma que ningún otro gadget lo había hecho.
El aislamiento hermoso
Apple quiere que creas que los Vision Pro son diferentes a otros headsets de realidad virtual porque tienen "spatial computing" y puedes ver el mundo real a través de ellos. Pero seamos honestos: es una ilusión. Lo que estás viendo no es el mundo real, es una representación digital del mundo real capturada por cámaras y procesada por algoritmos.
¿El resultado? Te sientes completamente solo, incluso si hay gente a tu alrededor. Intenté usarlos en una cena familiar y fue rarísimo. Técnicamente podía "ver" a todos gracias a las cámaras, pero había una barrera invisible entre ellos y yo. Como estar en dos realidades al mismo tiempo y no pertenecer completamente a ninguna.
La productividad es real (y eso es el problema)
Aquí viene la parte que me asusta: los Vision Pro realmente funcionan como herramienta de trabajo. Puedes tener múltiples monitores virtuales flotando a tu alrededor, trabajar en 3D, hacer video llamadas inmersivas. Es tan efectivo que empiezas a preguntarte por qué necesitas una oficina o incluso salir de tu casa.
Y ahí está el glitch mental: Apple está vendiendo un futuro donde trabajamos más aislados, más encerrados en nuestras burbujas digitales. No es que los lentes sean malos, es que hacen demasiado bien su trabajo. Te hacen olvidar que el mundo exterior existe, y eso es peligroso cuando ya vivimos pegados a pantallas 12 horas al día.
El precio de la innovación
Hablemos del elefante en la habitación: $3,500 dólares. Eso es más que el salario mensual de muchísima gente. Apple literalmente está creando tecnología que solo los ricos pueden pagar, y con eso, están dividiendo aún más el mundo entre quienes tienen acceso al futuro y quienes no.
Imagina que en 10 años todos los trabajos "cool" requieren que tengas este tipo de dispositivos. ¿Qué pasa con quienes no pueden pagarlos? Se quedan atrás. No es ciencia ficción distópica, es capitalismo tech haciendo lo que mejor sabe: venderte innovación envuelta en desigualdad.
Los momentos que te hacen dudar
Hay momentos usando los Vision Pro que te hacen sentir como si estuvieras en el futuro que prometieron las películas de los 2000. Ver una película en una pantalla gigante mientras vuelas sobre las nubes (virtualmente, obvio). Jugar juegos donde los personajes están literalmente en tu sala. Diseñar en 3D como si fueras un arquitecto del metaverso.
Pero también hay momentos oscuros. Como cuando llevas los lentes puestos durante tres horas y te los quitas, y sientes que el mundo real se ve raro. O cuando intentas interactuar con alguien y te das cuenta de que olvidaste cómo hacer contacto visual real. O peor: cuando te descubres pensando que prefieres estar en la realidad virtual que en tu propia vida.
La batería que te recuerda que eres humano
Si hay algo que salva a la humanidad de volverse completamente cyborg, es la batería de los Vision Pro: dura como dos horas. Sí, Apple hizo el dispositivo más avanzado del mundo y le puso una batería que no aguanta ni una película de Marvel completa. Es casi poético: la tecnología te quiere atrapar, pero la física te obliga a volver a la realidad.
Aunque, siendo realistas, en la próxima versión van a arreglar eso. Y cuando lo hagan, cuando puedas usar estos lentes todo el día sin desconectarte, ahí es cuando realmente tendremos que preocuparnos.
¿El futuro o un error hermoso?
Después de una semana con los Vision Pro, no estoy seguro de si representan el futuro inevitable o un paso en falso tecnológico. Son impresionantes, sí. Pero también son un recordatorio de que no toda innovación es progreso. A veces solo estamos creando herramientas más sofisticadas para escapar de una realidad que deberíamos estar arreglando.
La pregunta real no es si los Vision Pro son buenos o malos. La pregunta es: ¿queremos vivir en un mundo donde necesitamos lentes de $3,500 dólares para sentirnos presentes? ¿O deberíamos usar esta tecnología para construir algo mejor que una escapatoria cara?
Porque si algo me enseñó esta experiencia es que el futuro no llega de golpe con robots y naves espaciales. Llega poco a poco, con gadgets hermosos que prometen mejorar tu vida mientras te desconectan de lo que realmente importa. Y nosotros, como siempre, vamos a comprarlo con una sonrisa.
¿Te comprarías unos Vision Pro si tuvieras el dinero, o crees que la realidad real todavía vale la pena?

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