Te pones unas gafas. Parecen normales. Pero graban todo lo que ves. Responden preguntas en tiempo real. Reconocen caras. Traducen idiomas al instante. Y nadie a tu alrededor sabe que llevas un dispositivo de vigilancia en la cara.
Bienvenido a 2025. Las Ray-Ban Meta ya están aquí. Y son tan cool como aterradoras.
No son solo gafas, son una computadora invisible
Meta (sí, la empresa antes conocida como Facebook) lanzó su segunda generación de gafas inteligentes. Y esta vez, no son un experimento raro. Son funcionales, elegantes y peligrosamente útiles.
Tienen cámara integrada, micrófono, altavoces, IA conversacional y conexión permanente a internet. Puedes pedirles que te lean mensajes, que identifiquen objetos, que busquen información o que graben videos en primera persona. Todo sin sacar el teléfono.
Suena genial, ¿verdad? Hasta que te das cuenta de que la persona frente a ti puede estar grabándote sin que lo sepas.
El problema no es la tecnología, es la confianza
Aquí está el glitch: con un smartphone, sabes cuándo alguien te está grabando. Ves la cámara. Pero con estas gafas, no hay señal clara. Sí, tienen una lucecita que se enciende al grabar, pero ¿en serio vas a notarla en la calle, en un bar, en una conversación casual?
Y no hablamos de paranoia. Ya hay videos virales de gente usándolas para grabar conversaciones privadas, identificar desconocidos con reconocimiento facial o simplemente documentar todo sin permiso. La privacidad ya no depende de ti, depende de si el otro decide respetarla.
La Gen Z está dividida: ¿innovación o distopía?
En TikTok, algunos las aman. "Es el futuro", "son cómodas", "por fin puedo grabar mi vida sin parecer turista". Pero otros están en modo alerta roja. "Esto es vigilancia normalizada", "nadie debería tener esto en público", "Black Mirror era una advertencia, no un manual".
Y ambos tienen razón. Porque la tecnología en sí no es mala. El problema es cómo se usa y quién controla los datos. Meta no tiene el mejor historial en privacidad. Y ahora quiere que llevemos sus sensores en la cara 24/7.
¿Las comprarías?
Seamos honestos: son increíblemente tentadoras. La idea de tener IA en tiempo real, manos libres, con estilo... es difícil de resistir. Pero también abre la puerta a un mundo donde todo puede ser grabado, analizado y almacenado sin que te enteres.
Tal vez el verdadero glitch no es la tecnología. Es que estamos tan acostumbrados a sacrificar privacidad por conveniencia que ya ni lo cuestionamos.
¿Te pondrías unas Ray-Ban Meta? ¿O prefieres mantener tu cara libre de surveillance?

0 Comentarios