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Investigamos todo antes de comprar: por qué las marcas siguen sin entender a la Gen Z

Una lupa sobre el teclado de una laptop


Durante años, las marcas apostaron todo a que la Generación Z era un ejército de compradores impulsivos. Veían TikTok, les gustaba algo, y voilà: compra instantánea. Pero la realidad es mucho más compleja, y las cifras de 2024 están desmontando ese mito con datos duros que las empresas ya no pueden ignorar.

Según un reporte reciente de Samy sobre consumo en América Latina, siete de cada diez jóvenes de la Gen Z investigan el producto en línea antes de comprarlo. No es un dato menor: estamos hablando de una generación que creció con internet en la palma de su mano, que sabe usar Google mejor que cualquier vendedor de piso, y que tiene acceso ilimitado a reviews, comparaciones y videos de unboxing.

El 62% dedica tiempo a buscar las mejores ofertas, y un 58% consulta con amigos o familiares antes de gastar su dinero. Dos de cada cinco comparan precios entre distintas marcas. ¿Compradores impulsivos? Más bien, detectives del consumo con presupuesto limitado.

El lado B: sí, también compramos sin pensar

Ahora bien, no todo es racionalidad fría. El mismo estudio revela que el 57% de los consumidores Z en América Latina admite dejarse llevar por compras impulsivas. Pero aquí viene lo interesante: ese impulso no es ciego. Es selectivo, estratégico y está mediado por algoritmos que ya saben exactamente qué mostrarte en el momento perfecto.

Instagram y TikTok no solo son plataformas de entretenimiento; son máquinas de descubrimiento de productos. En 2024, el 68% de la Gen Z descubrió productos en redes sociales, y casi el 60% completó la compra directamente desde estas plataformas. La clave está en que el descubrimiento y la compra ocurren en el mismo ecosistema, sin fricciones, sin salir de la app.

¿Por qué las marcas siguen sin entenderlo?

Porque insisten en tratarnos como millennials 2.0. La Gen Z no es una versión más joven de la generación anterior; es un perfil completamente nuevo. Valoramos la autenticidad por encima de todo. Un producto recomendado por un microinfluencer con 15 mil seguidores tiene más peso que un anuncio de celebridad millonaria.

Además, el 68% de la Gen Z en 2024 compra productos directamente desde redes sociales, un aumento notable respecto al 60% de 2023. Esto confirma que el social commerce no es una tendencia pasajera, es el presente. Las marcas que no estén integradas en TikTok Shop, Instagram Shopping o que no trabajen con creadores de contenido están dejando dinero sobre la mesa.

El futuro del consumo está aquí

Lo que las marcas deben entender es que la Gen Z no rechaza el consumo; lo rediseña. Queremos transparencia, queremos calidad, queremos opciones sostenibles, y sobre todo, queremos que nuestra compra tenga sentido. No basta con un producto bonito; debe haber una narrativa, un propósito, una conexión real.

El gasto de la Gen Z en América Latina crecerá aproximadamente 192 mil millones de dólares entre 2024 y 2030. Para entonces, la mayoría de nosotros estaremos completamente insertos en el mercado laboral, con mayor poder adquisitivo. Las marcas que aprendan a comunicarse con nosotros ahora, con honestidad y sin condescendencia, serán las que dominen el mercado del mañana.

Así que no, no somos impulsivos. Somos estratégicos, informados y exigentes. Y eso debería emocionar a cualquier marca con visión de futuro.


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