Si eres Gen Z o al menos respiras cerca de una pantalla, sabes de lo que hablo. En las últimas semanas, tu feed de TikTok se inundó de moñitos, encaje, perlas y tonos pastel. Es la estética Coquette, el trend que tomó por asalto el 2025 y que, a primera vista, parece un viaje directo a una fiesta de té de 1800. Pero ¡ojo!, esto no es solo ropa bonita. Es un fenómeno cultural con más capas que un vestido de María Antonieta, y es un movimiento que dice mucho de cómo la generación más cínica de la historia está lidiando con su identidad.
El Algoritmo de la Nostalgia: ¿Qué es Coquette y por qué nos importa?
En esencia, Coquette es la hiper-femineidad llevada al extremo. Piensa en la era victoriana, el rococó, la película de Sofia Coppola sobre María Antonieta, o incluso en la cantante Lana del Rey, pero pasado por el filtro de la ironía digital. Lo que empezó como un nicho estético en plataformas como Tumblr y Pinterest, el algoritmo de TikTok lo detectó, le puso un moñito rosa gigante y lo catapultó a la viralidad. Y aquí viene el glitch.
La Gen Z creció con el mandato de la feminidad fuerte, empoderada y deconstruida. Las chicas debían ser CEOs, no princesas. Debían usar blazers, no tutús. Entonces, ¿por qué la nueva tendencia viral es precisamente una regresión a la delicadeza, la dependencia visual y la decoración?
La ironía de la delicadeza: Una rebelión contra la 'Girlboss'
Mi hipótesis, y la de varios analistas de tendencias, es que Coquette es una rebelión silenciosa. Después de una década de la figura de la Girlboss –la mujer empresaria, fuerte, que lo puede todo y que, francamente, está exhausta–, el Coquette llega como una forma de decir: "Estoy harta de tener que ser fuerte".
Es el reconocimiento irónico de que la vida moderna es un caos (crisis climática, inflación, geopolítica), y la respuesta no es intentar controlarlo todo con una mano de hierro, sino refugiarse en una burbuja de azúcar y terciopelo. Es una estética escapista. Es la afirmación de que es válido ser suave, ser decorativo y ser, sí, un poco inútil, en el mejor sentido de la palabra. Si el mundo es un basurero, al menos podemos usar moñitos mientras vemos cómo arde.
La clave no es que la Gen Z quiera volver a ser sumisa; la clave es que han reclamado el derecho a la fragilidad. Han tomado elementos que históricamente fueron usados para limitar a las mujeres (el corsé, el encaje, la obsesión con la belleza) y los han convertido en un disfraz auto-consciente. Es una pose, pero una pose poderosa. Las usuarias de Coquette saben que el moño es una performance, y esa es la parte verdaderamente Gen Z: la conciencia de que todo en las redes es un espectáculo.
El Dato Duro: Del DIY al Merch de Lujo
El impacto económico ha sido inmediato y verificable. Según reportes de la última semana en medios como The Verge y Vogue, las búsquedas de "moños de seda", "tops de encaje" y "joyería de perlas" se han disparado hasta en un 200% en plataformas de comercio electrónico. Marcas de moda rápida se han apresurado a lanzar colecciones Coquette, y los diseñadores de lujo han integrado lazos y detalles ultra-femeninos en sus últimas pasarelas.
El DIY (Do It Yourself) del moñito en casa se fusiona con la aspiración de la marca, creando un ciclo viral perfecto. El algoritmo no solo muestra la tendencia, sino que también te ofrece inmediatamente la solución para unirte a ella, ya sea un tutorial de 30 segundos o un enlace directo a la tienda.
En el fondo, Coquette es una señal. Es una ola que nos dice que la identidad de la Gen Z es fluida, contradictoria y profundamente conectada con su historia visual. Hoy es la hiper-femineidad, mañana podría ser el cyberpunk. Lo importante es que, al igual que todos los glitches, llegó para romper un patrón. Y lo hizo con estilo.
¿Tú ya te pusiste tu moñito o te da pánico el rosa? Cuéntanos si crees que esta es una tendencia pasajera o una declaración real sobre la salud mental de la generación.

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