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El 'Chill Vibe' se Murió: La Gen Z está Cansada de la Felicidad Forzada en Redes

Un letrereo de neon que dice Good Vibes Only


Lo hemos visto hasta en la sopa: el atardecer perfecto, la taza de café humeante sobre el escritorio de un freelancer, esa gente increíblemente fotogénica viajando por el mundo y diciendo: “Just remember to stay positive, guys!”. Era el dogma de la década. La felicidad forzada, la Good Vibes Only a cualquier costo, era el filtro que nos vendían como el único camino a la paz mental.

Pero la Gen Z, la generación que huele el fake a kilómetros, ya se hartó. Y no es que odien ser felices, es que la presión de la performance emocional ha llegado a su punto de quiebre. En TikTok, la tendencia ya no es “Mi vida es perfecta”, sino “Mi vida es un desastre y, ¿qué?”. Le llaman la era del Authenticity Exhaustion o, en lenguaje más crudo, el agotamiento de ser auténtico.

La tiranía del 'Good Vibes Only'

Desde la adolescencia, se nos dijo que debíamos proyectar un ideal: ser productivos, exitosos, viajar, tener un glow up constante. En resumen, si no eras feliz, era porque no te esforzabas lo suficiente. Este pensamiento, promovido por coaches y influencers de autoayuda, creó una tiranía de la positividad que resulta tóxica.

La Gen Z, con su acceso sin precedentes a la información y su instinto de fact-checking social, se dio cuenta de que esta narrativa era insostenible. Mientras el mundo se caía a pedazos (crisis climática, incertidumbre laboral, inflación), ¿cómo era posible que tu feed estuviera lleno de gente viviendo su “mejor vida”? La desconexión entre la realidad tangible y la realidad digital generó una disonancia brutal.

Un estudio reciente de una consultora de tendencias digitales mexicana, que rastrea sentimientos en redes, sugiere que las búsquedas y menciones relacionadas con “cansancio emocional por redes” han aumentado un 40% en los últimos seis meses en jóvenes de 18 a 25 años. Estamos hablando de un Burnout de la propia imagen.

El 'Sad Aesthetic' como Contracultura

El algoritmo de TikTok y el feed de Instagram no se equivocan. Si una tendencia se vuelve viral, es porque toca una fibra sensible. Y la fibra sensible ahora es el malestar. De ahí nace el auge del Sad Aesthetic, el Main Character Syndrome en versión trágica y, en general, un tono de ironía y cinismo inteligente que se ríe de la situación.

Piénsalo bien. Es más fácil generar comunidad diciendo “Estoy tirado en la cama sin ganas de nada, ¿a alguien más le pasa?” que subir una foto perfecta en un gimnasio. El malestar es el nuevo meme que nos une. Se vuelve un acto de micro-rebeldía contra la máquina de la felicidad.

Las nuevas micro-tendencias son un reflejo de este hartazgo:

  • El Goblin Mode: Rechazo total al ideal de belleza y productividad; es el placer de ser desordenado.
  • El Authentic Unboxing: Influencers mostrando la “basura” real que compran o los momentos incómodos de su día.
  • El Doom Scrolling Irónico: Consumir noticias horribles con una actitud de “Ya, ¿y qué sigue?”.

El cinismo se ha convertido en una forma de protección. Si ya sabes que todo va mal, la sorpresa es menor, y la presión por “arreglarlo” se diluye en una risa compartida. Es una forma de decir: “Estamos en esto juntos, en el caos, y eso es más real que un atardecer filtrado.”

Un llamado a la imperfección

Este cambio de marea no es un llamado a la depresión masiva, es una declaración de guerra contra los estándares irreales. Es la Gen Z diciendo a gritos que el filtro que les vendieron estaba roto. Que la vida real no es un carrusel de logros, sino un relajo constante, lleno de subidas y bajadas.

El algoritmo, ese gran espejo de nuestra mente colectiva, lo ha captado. Los videos que van de “algo salió mal” o “mi intento fallido de X” tienen una tasa de interacción mucho mayor que los videos de éxito pulido. La imperfección es el nuevo engagement.

¿Qué significa esto para el futuro? Que las marcas y los creadores que insistan en vender una felicidad plástica van a tronar. Lo que viene es la era de la autenticidad sin curaduría. Lo que queremos ver es el glitch en el sistema. Queremos saber qué salió mal, no solo qué salió bien.

Al final, la Gen Z nos está dando una lección valiosa: el bienestar mental no se consigue fingiendo que no tienes problemas. Se consigue aliviando la carga de tener que ser “perfecto” para las redes. Es hora de dejar que el chill vibe descanse en paz. Y tú, ¿ya te cansaste de ser tu versión perfecta?


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